martes, 26 de enero de 2016

Escrito 17-03-2006


Siento últimas gotas cayendo, veo como gente que pasa corriendo.
Otra temporada comienza, un frío penetrante toca mis huesos, busco encogerme para sentir menos. La noche comienza calma y perdida, una figura recorre las veredas, espera a un amigo o a alguien que le haga despertar. En la oscuridad la niebla, en la niebla el frío, el frío en las nubes y las nubes en mi cabeza. ¿Donde encuentro la fuerza? De a poco me doy cuenta de algo llamado vulnerabilidad. Es lo que me hace romper con la mirada, con la seguridad. Los vicios surgen como una necesidad, mi trabajo es convertirlos en virtudes, en esta vuelta donde poco a poco se derrumba mi vista horizontal. Deseo apreciar las estrellas y dejar que mi sentido se apodere de lo que voy a lograr. Susurros de un grillo, una escritura con cosas que no se hasta cuando alguien querrá. Pronto el universo algo especial va a mostrar, ojalá mi presencia se distinga, no por orgullo sino por evitar la enfermedad. Así voy llegando al final después de haber hecho de mi, algo que quizas jamás se conocerá.


Alejandro De Giovanetti 17/3/2006.

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