viernes, 19 de febrero de 2016

Gran placer el de querer ser


El sendero que se marca con nuestros pasos, nos recuerda que las pequeñas cosas que a veces desestimamos o dejamos en segundo plano. Más tarde vuelven a llegar, pero no como simple marca en el sendero, sino ya con un poco de profundidad en la huella del cambio.
A veces reconocemos, nos amigamos y nos hermandamos con eso, otras veces nuevamente postergamos, es así que se repiten las secuencias.
Pero la próxima vez, en la huella ya se le agregará el barro, o quizás charcos, más adelante ¿por que, no? una especie de laguna y luego lago. Quizás si no tenemos buen oído o tacto, sea un río quien nos corte el camino. Ya los pies descansarán. Porque es el turno de los brazos y del cuerpo para flotar.
Y a todo esto ha pasado el tiempo, y sin querer al cuerpo fuimos castigando, con noches de insomnio. Con tabaco, con alcohol, con sexo de mala calidad. Con falsas creencias y falsas religiones. Con autocastigos desde la inseguridad. Y entonces ¿cómo se encuentra nuestro cuerpo para ese desafío?, ¿para flotar?.
Existe una semilla potente. Que cuando recibe la mínima cantidad justa de luz y humedad. Comienza a brotar, esta en cada uno de nosotros, específicamente a la altura del esternon, que con la palma de la mano se le puede hacer reparo, y si se hace un huequito se la puede como anidar.
Es mágica, única y con propia voluntad, y una vez que brota no se puede hacer la vista gorda. Porque ahí está alimentándose y alimentando, creciendo y acariciando, creando y modificando. Haciéndonos comprender cada paso, en cada estación, aunque pasemos mucho frío o interminable calor, que es nuestro combustible, una dulce emoción que simplemente se la denomina como AMOR.




Fragmento de mi libro:

"La lluvia y la falta de plata me ponen así"

1 comentario:

Una en un millón dijo...

Este potencial que tenés es hermoso y admirable...
Cuántos días de sol, de lluvia y de tormentas conducen a erosionar las almas más rocosas para hacerlas maleables para siempre...
Y cuando el alma llega a ese punto puede penetrar el corazón más roto e incrédulo, puede ser agua y luz para que florezca en él el verdadero AMOR...